miércoles, 7 de marzo de 2012

Soulfly: 90 minutos en el infierno

No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague, y eso lo saben perfectamente Max Cavalera y compañía, quienes están conscientes que su anterior paso por nuestras tierras, el 21 de Abril de 2007, estuvo rodeado de problemas de producción y organización que no permitieron que los fanáticos de Soulfly pudiesen disfrutar del show en un marco acorde a la categoría de la banda. En relación a lo mismo, y haciendo un poco de historia, resulta conveniente recordar que en su primera visita a Chile se combinaron una serie de lamentables incidentes que, gatillados por una baja venta de entradas, terminaron en un cambio de recinto, desde el Estadio Víctor Jara al Bar-Discoteque Entredós, además de bajar a dos de los teloneros que habían sido anunciados inicialmente, Rey Chocolate y Sangre Aborigen, dejando solo a los nacionales de Total Mosh. Además, debido a que el nuevo local no contaba con una infraestructura adecuada para albergar eventos de alta convocatoria, una avalancha de fanáticos de Soulfly (y Sepultura) pasaron por encima del cordón de seguridad que había sido establecido, haciendo que muchas personas que pagaron una ubicación en cancha tuviesen que conformarse con ver el show desde una improvisada galería.


Lamentablemente para la banda, y en una suerte de paramnesia, nuevamente la producción del evento tomó la decisión de hacer un cambio de locación, trasladando el show desde el Teatro Caupolicán al Club 334, y de bajar a las tres bandas que se iban a encargar de calentar el ambiente: 2X, Lupus y The Reaction, haciendo aun más titánica la tarea de recompensar a sus fans con una presentación inolvidable. El hecho que el concierto se realice en un local mucho más pequeño tiene una ventaja innegable: tendrá un carácter más íntimo, lo que facilitará la conexión entre la banda y los asistentes, y si a eso le sumamos el condimento de  que el show es un adelanto del lanzamiento de su octava placa “Enslaved” (programado para el 13 de Marzo), las expectativas para este evento no podrían ser más altas.

Son las nueve en punto y la temperatura del local ya comienza a hacerse insoportable, se percibe la impaciencia y ansiedad en el público, que no quita su mirada del escenario, el  cual se encuentra sobriamente adornado por una bandera chilena y una brasileña, esperando que en cualquier momento haga su aparición el cuarteto. Con 25 minutos de atraso aparece en escena Max Cavalera, provocando el delirio de cada uno de los asistentes, y dando el puntapié inicial a uno de los shows más demoledores del último tiempo. El tema encargado de abrir los fuegos es el single “Rise of the Fallen”, y de inmediato se hace evidente la complicidad de la banda con un público que no para de saltar y de cantar. Mientras comienzan a sonar los primeros acordes de “Prophecy”, Max vacía una botella de agua sobre los asistentes, que ya empiezan a despojarse de sus poleras para capear el calor que va en aumento, no cabe duda de la potencia de la banda, y es tanta la energía reinante que un fanático utiliza uno de los parlantes ubicados a un costado del escenario como un improvisado trampolín para lanzarse sobre el público. La pista vuelve a estallar cuando suena “Back To Primitive”, todos saltan en una perfecta comunión, poniendo a prueba la resistencia del local. La fiesta continúa con dos temas pertenecientes al tercer álbum de la banda: “Downstroy” y “Seek 'N' Strike”.

Conscientes que un gran porcentaje del público son también fieles seguidores de Sepultura, es que echan mano a los dos primeros covers de la noche: “Refuse/Resist” y el ya clásico “Territory”, provocando una euforia generalizada y elevando aun más la temperatura del local, convirtiéndolo en una verdadera caldera. Max amarra una bandera chilena en el micrófono y continua derrochando energía en el escenario. El show se desarrolla prácticamente sin interrupciones, la banda empieza a tocar “Porrada” y los asistentes la cabecean de principio a fin (lo que sin duda dejará un dolor de cuello que durará por varios días). Llega el turno de “Drums” provocando el lucimiento de Zyon Cavalera (hijo menor de Max) en la batería, y en donde como es costumbre se elige a un fanático del público para que apoye tocando un tambor. El siguiente tema en calentar el ambiente es “Tribe”, y como ha sido la constante durante todo el show, el público no deja de saltar y gritar, en cada momento que la canción lo requiere. 


A estas alturas del show, el local se encuentra convertido en un infierno, llenándose la pista de sudor y llevando a algunos asistentes al límite de la deshidratación. Mientras suena “Bring It” el público pide agua para no bajar la intensidad. Soulfly vuelve a echar mano al repertorio de sepultura para inyectar nuevas energías, y ataca con una de sus canciones emblemáticas: “Troops of Doom”, lo que sin duda vuelve a levantar a los fanáticos. Y como lo bueno nunca pasa de moda, nuevamente se vuelven a lucir con dos covers que tienen más de 20 años de vida: “Arise” y “Inner Self”, que no hacen otra cosa que llenar de heavy metal cada rincón del recinto. Max interactúa con el público, interpretando el clásico: “Olé, olé, olé, olé, Chile, Chile”, recibiendo como respuesta un sonoro: “Olé, olé, olé, olé, Soulfly, Soulfly”. Ya superada la hora de concierto, la banda interpreta “No”, perteneciente a su primer álbum de estudio (homónimo).

La última etapa del show se inicia con el cover “Attitude” y el público lo agradece con una entrega incondicional. A pesar que la temperatura del recinto no para de subir, los asistentes se encuentran en una especie de trance que les da la energía necesaria para continuar coreando cada una de las canciones. Llega el turno de estrenar uno de los temas que conformarán su nueva producción, y el elegido es “Revengeance”, el cual interpretan junto a Richie Cavalera e Igor Jr., apoyando en las voces. El último cover de la noche es otro de los clásicos de Sepultura “Roots Bloody Roots” (canción que también es utilizada por los hermanos Cavalera para cerrar los shows de su banda “Cavalera Conspiracy”. Quizás en el momento más emotivo de la jornada, Max Cavalera abandona el escenario y vuelve vestido con la camiseta de la selección chilena para interpretar la última canción de la jornada, una mezcla de los temas “Jumpdafuckup” y “Eye For An Eye”, quemando los últimos cartuchos de una presentación potente, sin altibajos y con una entrega total por parte de la banda, reconociendo el cariño que le tiene nuestro país. En exactamente 90 minutos de show, Soulfly nos deleitó con lo mejor de su repertorio, además de los temas clásicos de Sepultura, convirtiendo el Club 334 en la experiencia más cercana que se puede tener a vivir en el Infierno.

Soulfly abandona el escenario entre los aplausos y la ovación del público, mientras las luces se encienden indicando que la banda ya no volverá. Los asistentes comienzan a retirarse con la satisfacción de haber presenciado uno de los shows más potentes que se tenga registro, lo que se evidencia en un desfile de cuerpos sudados y poleras empapadas.

Setlist

1. Rise Of The Fallen
2. Prophecy
3. Back To The Primitive
4. Downstroy
5. Seek 'N' Strike
6. Refuse/Resist (cover de Sepultura)
7. Territory (cover de Sepultura)
8. Porrada
9. Drums
10. Tribe
11. Bring It
12. Troops Of Doom (cover de Sepultura)
13. Arise (cover de Sepultura)
14. Inner Self (cover de Sepultura)
15. No
16. Attitude (cover de Sepultura)
17. Revengeance (con Richie Cavalera e Igor Jr.)
18. Roots Bloody Roots (cover de Sepultura)
19. Jumpdafuckup / Eye For An Eye

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